El Cielo que Nos Dio un Nombre: Carta a Papá, Esté Donde Esté
- Conectamos by Alicia
- 10 jun
- 2 Min. de lectura
Hay figuras que marcan nuestra vida, que nos dan no solo un apellido, sino una manera de mirar el mundo. Papá es esa figura que a veces calla, pero enseña con acciones; que muchas veces no sabe decir “te amo” con palabras, pero lo grita con cada esfuerzo, con cada consejo, con cada mirada silenciosa que encierra protección, fuerza y ternura.
Algunos lo tenemos presente aún, con sus canas, sus pausas, sus historias repetidas que ahora cobran sentido. Otros lo perdimos en el tiempo, y su ausencia es un eco que nos acompaña todos los días.
Pero este blog no es para hablar del dolor de la pérdida, ni del olvido injusto que a veces cometemos. Este blog es para reconectar. Para recordarte a ti, que lees esto, que papá sigue siendo ese faro. Que si ya no está, sigue siendo guía. Y si aún lo tienes, tal vez no sepas cuánto lo necesitas… hasta que ya no puedas llamarlo.
Porque papá nos enseñó, con su manera única, a levantarnos. A pelear nuestras propias batallas. A decidir con firmeza. A amar con responsabilidad. Nos mostró, con su ejemplo —o incluso con sus errores— cómo se forma el carácter, cómo se valora lo que cuesta y cómo se honra lo que se ama.
Y si tu relación con él fue distante, confusa o ausente… también hay que reconocer ese vacío. Porque muchas veces ese espacio no ocupado también nos formó, nos hizo buscar respuestas, y en el camino nos enseñó compasión y resiliencia.
Este Día del Padre, no se trata solo de comprar un regalo o publicar una foto vieja.
👉 Se trata de mirar dentro de ti y reconocer esa parte que es suya.
Se trata de perdonar si hay que hacerlo.
De agradecer si aún lo tienes.
De hablarle al cielo si ya no está.
De abrazarlo fuerte si aún puedes.
De cerrar los ojos y sentirlo si ya partió.
Papá…
Gracias por tus silencios, por tus regaños, por tus esfuerzos, por tus pasos firmes, por tus fallas también… Porque todo eso forma parte de lo que somos hoy.
✨
Reflexión final
Papá es la raíz. Puede que la vida haya pasado como tormenta, pero esas raíces siguen ahí. No importa si las ramas se torcieron, si florecimos o si aún buscamos crecer. Volver a él —desde el amor, desde el recuerdo, desde el perdón— siempre será sanar.
Este Día del Padre, honra su vida, su ausencia o su legado. Porque aunque se haya ido… el cielo que nos dio, sigue estando arriba, mirándonos crecer.
Comments